martes, 11 de diciembre de 2012

DISCURSO DE PABLO NERUDA EN LA CEREMONIA DE ENTREGA DEL PREMIO NOBEL DE LA LITERATURA 1971


En 1971, Pablo Neruda recibió el Premio Nobel de Literatura y con motivo de la ceremonia de recepción de este premio, pronunció dos importantes discursos. Uno, en representación de todos lo premiados de ese año y otro, el suyo personal. Aunque el primero fue corto y más general, ambos son dos importantes documentos sobre la problemática central del proceso cultural latinoamericano y sobre la función que le confiere Neruda a la literatura en este proceso.

En estos discursos, Neruda realiza una presentación de sus principios poéticos y la síntesis de su pensamiento con respecto al poeta y su obra. Un pensamiento que nunca hasta entonces había expresado de modo tan directo en un discurso, a pesar que impregna su propia creación desde que comenzó a escribir sus primeros poemas.

Neruda reafirma su concepto de literatura como una inmensa tarea social de descubrimiento y de expresión del mundo y expresión del propio poeta, al mismo tiempo que expresión de los otros.

Con respecto a la literatura latinoamericana, Neruda agrega que ella tiene además una función esencial y urgente: la de participar en el conjunto de esfuerzos sociales que se orientan a descubrir y a expresar el mundo iberoamericano para forjar una vida mejor y más propia en el Continente.
Con respecto a sí mismo, Neruda se reconoce poeta chileno y latinoamericano. Argumenta que esta denominación no tiene para él un carácter regionalista estático, ni se orienta a una necesidad descriptiva de su país y de su continente. Su condición de poeta chileno e iberoamericano lo hace asumir la búsqueda poética de la realidad a la cual pertenece.

Su función poética la presenta como el resultado de una búsqueda del conocimiento de su propio espacio, estrechamente ligada a lo que ha sido la Historia de este Continente. De modo que fundamentalmente, el trabajo poético para Neruda es indagar y revelar lo que somos y lo que nos rodea, y la indagación de una expresión propia, nacional y continental, tarea que asume con su propia obra.

La creación poética, por lo tanto, debe ser algo propio, una producción original que surja de las condiciones específicas de ser poeta chileno y americano, que sea capaz de expresar su país y su continente, con un lenguaje y una identidad que debe surgir del interior mismo de esa realidad.

En este discurso, se refiere también a otro aspecto de la problemática específica que debe enfrentar el poeta de estas latitudes: la elección de aislarse o la de integrarse y participar con las tareas de cambio que de modo perentorio y urgente deben producirse en este Continente. 

En el discurso de recepción del Premio Nobel de Literatura, vale decir, con la casi totalidad de su obra poética realizada, a dos años de su muerte, desde la perspectiva que le permite esta mirada retrospectiva, Neruda habló de modo explícito de aquellos momentos de debilidad que lo alejaron de su función específica: la de participar junto a los otros en la "construcción de la sociedad, en la transformación de las condiciones que rodean al hombre, del pan, de la verdad, del vino, de los sueños".

En este discurso, Neruda reitera su concepto de poesía como una expresión de la vida misma. Una expresión que hace del poeta un hombre para los otros hombres, en una tarea común de solidaridad que se oriente a "la transformación de las condiciones que rodean al hombre.

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